Sonidos que evocan cintas educativas de los 70 bajo LSD.
El Origen de un Mito Sonoro
Ghost Box se formó en 2004 en Inglaterra, de la mano de Jim Jupp y Julian House. Ambos compartían una fascinación por la psicodelia, las bandas sonoras de los años 70 y las cintas educativas, ese material tan extrañamente sugerente y lleno de posibilidades. Su sonido evoca grabaciones en cintas obsoletas, llenas de ruido de fondo y ecos espectrales que resuenan en el subconsciente colectivo.
Desde sus inicios, Ghost Box ha sido un referente en lo que podríamos llamar ‘hauntología sonora’, un término que remite a la idea de buscar lo perdido, lo que debería haber sido. Obras de otros artistas como Boards of Canada o The Broadcast también beben de esta fuente, creando paisajes sonoros que son al mismo tiempo familiares y profundamente inquietantes.
Enlaces Sonoros con Otros Universos
El universo de Ghost Box se nutre de múltiples referencias culturales: desde las películas de horror de Hammer del Reino Unido hasta los collage sonoros de Delia Derbyshire para la BBC Radiophonic Workshop. Su estética sonora dialoga con videojuegos como «Thirty Flights of Loving», donde la música y el diseño transportan al jugador a un mundo de pixeladas narrativas inmersivas, o el cómic «Black Hole» de Charles Burns que explora lo extraño dentro de la cotidianidad adolescente.
Álbumes como «Rogue Music» del ficticio grupo The Advisory Circle o los escalofriantes loops de «Belbury Poly» parecen llevar estas influencias a un nuevo nivel, integrando sonidos que resucitan emociones antiguas bajo una nueva luz, con un giro casi alucinógeno.
El Eterno Retorno de lo Alternativo
Al final, Ghost Box permanece como un faro en el mar de lo alternativo, capturando la esencia de lo que una vez fue y proyectándola hacia un futuro que desafía las convenciones del presente. Más que un sello, es un infinito loop de memoria, nostalgia y exploración estética sonora.
Definir a Ghost Box es un desafío, ya que se balancea entre el confort de lo conocido y la inquietud de lo inexplorado. Invitamos al lector a sumergirse en este mundo sonoro que no solo entretiene, sino que invita a la reflexión sobre nuestro propio lugar en el tiempo.
Conclusión
Ghost Box es un enigma proyectado en frecuencias sonoras: la musicalidad de un tiempo alternativo que se desliza entre lo visible y lo oculto. Para aquellos que se aventuran por caminos desconocidos de lo auditivo, Ghost Box ofrece un viaje que posiblemente embruje de por vida.
