En el mundo del cine de animación, Satoshi Kon es una figura reverenciada por su capacidad de explorar los rincones más oscuros y fascinantes de la mente humana. Con su película Paprika (2006), Kon no solo desafió las convenciones narrativas, sino que también revolucionó el arte del montaje cinematográfico, creando un puente entre el consciente y el inconsciente. Este examen nos lleva a través de los sinuosos pasajes de la psiquis humana, donde los límites de la realidad se disuelven en la vivacidad de los sueños.
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Masaki Yuasa y el caos animado de ‘Mind Game’
El arte en movimiento que desafía la lógica convencional y abre las puertas a universos paralelos.
Corte sangriento, alma rota: Ichi the Killer o el sadomasoquismo como tragedia
Cuando Ichi the Killer (Koroshiya 1, 2001) se estrenó en festivales internacionales, las reacciones oscilaron entre la fascinación y el desmayo. En Toronto, repartieron bolsas para vómito como parte del «merchandising». En Rotterdam, hubo espectadores que abandonaron la sala. Pero el director Takeshi Miike —infame artesano de extremos como Audition o Visitor Q— nunca buscó agradar. Buscaba impactar, incomodar… y mostrar que en la herida hay belleza, aunque sea degenerada.
Jin-Roh: The Wolf Brigade: cuento oscuro en distopía animada
Una versión cruel de Caperucita Roja con política y balas. El oscuro universo de Oshii. Considerada una de las obras más perturbadoras de la animación japonesa, esta cinta dirigida por Hiroyuki Okiura y escrita por Mamoru Oshii, nos sitúa en un Japón alternativo donde el pasado reciente ha sido redefinido. En este entorno, todo resuena con la dualidad entre lo salvaje y lo civilizado, donde el hombre es al lobo lo que el orden es al caos.
Kamen Rider: cromo ácido en la autopista ochentera del inconsciente japonés»
De mutantes y motocicletas: el rugido tokusatsu que cruzó los túneles neón de los 80 para instalarse como fetiche audiovisual de culto.
